El mercado eléctrico y las ciudades

«Ha llegado la hora de unir las fuerzas de la Administración municipal y las coopeerativas para crear una nueva empresa eléctrica destianada a proveer de energía a precios justos para todo el mundo.»

La primera fuente de energía que controlaron nuestros ancestros(los Homo Erectus hace 400000 años), el fuego, permitió un cambio radical en las primeras sociedades. Gracias al fuego pudieron disponer de iluminación por las noches, cocinar los alimentos – accediendo a nuevas fuentes de calorias – y caletarse. Para nosotros, los Homo Sapiens del siglo XXI, la energía sigue teniendo un papel central, ya no la resultante del proceso de combustión, sino la energía eléctrica.

La energía eléctrica es la base de toda la actividad humana actual y como tal no puede ser meramente un bien de consumo privado, sino que tiene que estar sometido a una regulación para asegurar, equitativamente,  su distribución, disponibilidad y asequibilidad. Durante años, la garantía de este servicio venia dada a partir de un monopolio o oligopolio que ya fuera público o privado estaba altamente regulado. Pero la ola de neoliberalismo llevo a la privatización y la supuesta liberación del sistema – en realidad un nuevo oligopolio global desregulado. Todo esto nos lleva al momento actual donde a causa de este descontrol en España tenemos los precios más caros de Europa, una carga para les familias y para la competitividad económica en un mercado supuestamente liberalizado que en realidad controlan tres empresas.

En Barcelona, durante el apagón del 2007 vimos las consecuencias de una avería grave: más de tres cientos mil clientes sin servició y perdidas económicas considerables. La causa del accidente fue la falta de redundancia en el sistema de subestaciones eléctricas – responsabilidad de REE, una compañía parcialmente privatizada y altamente centralizada- que llevo a la fallida de todo el sistema. Este problema nos lleva a la conclusión que las decisiones sobre temas estratégicos como la energía  estén alejados de los criterios de utilidad pública y de servició a la comunidad puede tener unas repercusiones muy graves.

Como en muchos otros ámbitos, los cambios tecnológicos y sociales permiten hoy en día un cambio radical en los modelos de comercialización, distribución i generación de la energía eléctrica. Por esto, varias ciudades en Alemania han optado por crear entes públicos que se encargan de adaptarse a sus necesidades, rompiendo así  el monopolio de las grandes compañías eléctricas que, por ejemplo, impedían al consumidor escogeré el tipo de energía que consumía – dando preferencia al carbón y a la energía nuclear- y asegurando también que las necesidad de cada ciudad estén cubiertas y que no sucedan accidente como el  de Barcelona

Creo que ha llegado la hora de unir las fuerzas de la Administración municipal y las cooperativas para crear una nueva empresa eléctrica destinada a proveer de energía a precios justos para todo el mundo, priorizando el consumo de energías renovables. Barcelona puede hacerlo.