BCN World nos roba… el nombre

En su día quedo clara nuestra oposición frontal a Eurovegas(que afortunadamente fracasó en toda España) pero su proyecto sucesor apadrinado por la Generalitat, Barcelona World, busca ahora consolidarse mediante una ley ad-hoc del Parlament de Catalunya que le conceda exenciones de impuestos y otras prebendas.

Es difícil pensar que un proyecto que apuesta por el turismo de casino sea lo que más conviene a la proyección exterior de nuestro país y aún más si tenemos en cuenta que el peaje que impone es la rebaja fiscal, pero el colmo es la utilización espúrea a más de 100 Km de la ciudad del nombre Barcelona con fines estrictamente lucrativos, sin consultar ni con la ciudadanía ni con el ayuntamiento.

El nacionalismo catalán, que tanto dice querer al país, una vez más no tiene ningún problema en pervertir lo que representa su capital, que hoy en día aún esta asociada a calidad y cultura, y al mismo tiempo, aliándose con especuladores, “colonizar” otros territorios que tienen tanto valor por si mismos como Barcelona.

Si un proyecto como este tiene que progresar tiene que ser por supuesto con el apoyo del territorio, sin regalos fiscales ni modificaciones legales para acomodarlo y sin usar un nombre ni conveniente, ni licito. Que lo bautizen como Port Aventura World.

El mercado eléctrico y las ciudades

«Ha llegado la hora de unir las fuerzas de la Administración municipal y las coopeerativas para crear una nueva empresa eléctrica destianada a proveer de energía a precios justos para todo el mundo.»

La primera fuente de energía que controlaron nuestros ancestros(los Homo Erectus hace 400000 años), el fuego, permitió un cambio radical en las primeras sociedades. Gracias al fuego pudieron disponer de iluminación por las noches, cocinar los alimentos – accediendo a nuevas fuentes de calorias – y caletarse. Para nosotros, los Homo Sapiens del siglo XXI, la energía sigue teniendo un papel central, ya no la resultante del proceso de combustión, sino la energía eléctrica.

La energía eléctrica es la base de toda la actividad humana actual y como tal no puede ser meramente un bien de consumo privado, sino que tiene que estar sometido a una regulación para asegurar, equitativamente,  su distribución, disponibilidad y asequibilidad. Durante años, la garantía de este servicio venia dada a partir de un monopolio o oligopolio que ya fuera público o privado estaba altamente regulado. Pero la ola de neoliberalismo llevo a la privatización y la supuesta liberación del sistema – en realidad un nuevo oligopolio global desregulado. Todo esto nos lleva al momento actual donde a causa de este descontrol en España tenemos los precios más caros de Europa, una carga para les familias y para la competitividad económica en un mercado supuestamente liberalizado que en realidad controlan tres empresas.

En Barcelona, durante el apagón del 2007 vimos las consecuencias de una avería grave: más de tres cientos mil clientes sin servició y perdidas económicas considerables. La causa del accidente fue la falta de redundancia en el sistema de subestaciones eléctricas – responsabilidad de REE, una compañía parcialmente privatizada y altamente centralizada- que llevo a la fallida de todo el sistema. Este problema nos lleva a la conclusión que las decisiones sobre temas estratégicos como la energía  estén alejados de los criterios de utilidad pública y de servició a la comunidad puede tener unas repercusiones muy graves.

Como en muchos otros ámbitos, los cambios tecnológicos y sociales permiten hoy en día un cambio radical en los modelos de comercialización, distribución i generación de la energía eléctrica. Por esto, varias ciudades en Alemania han optado por crear entes públicos que se encargan de adaptarse a sus necesidades, rompiendo así  el monopolio de las grandes compañías eléctricas que, por ejemplo, impedían al consumidor escogeré el tipo de energía que consumía – dando preferencia al carbón y a la energía nuclear- y asegurando también que las necesidad de cada ciudad estén cubiertas y que no sucedan accidente como el  de Barcelona

Creo que ha llegado la hora de unir las fuerzas de la Administración municipal y las cooperativas para crear una nueva empresa eléctrica destinada a proveer de energía a precios justos para todo el mundo, priorizando el consumo de energías renovables. Barcelona puede hacerlo.

La privatización de AENA

El plan de la ministra Ana Pastor para privatizar el 60% de AENA dando macha atrás en la imprescindible descentralización del ente para adaptarlo a las necesidades territoriales y de gestión de cada aeropuerto, convierte el organismo en un monopolio privado, el mismo modelo que ha llevado al mercado eléctrico y el mercado de las telecomunicaciones a su lamentable estado actual. Como portavoz de l’Entesa pel Progrés de Catalunya en temas de infraestructuras interpele a la ministra i ella, ignorando sus obligaciones parlamentarias no respondió. También me dejo intranquilo ver que los senadores de CIU, partido del actual alcalde de Barcelona, no estaban en el hemiciclo en el momento del debate.