Marco, Semprún, Pinilla y mi tío J. Muñoz

Me he adentrado en el último libro de J. Cercas “El impostor” y me ha entusiasmado. Se lo recomiendo a tanta gente como puedo. Enric Marco, el impostor, que aún vive con 93 años, fingió, ocultó y falsificó su vida para tener otra, para reinventarse como luchador antifranquista, como secretario general anarquista, como líder social y como presidente y representante público de los deportados y las deportadas españoles en los campos de concentración durante la segunda guerra mundial.

EL libro está magníficamente escrito en el estilo literario-periodístico que personaliza a J. Cercas pero lo que lo hace muy especial es descubrir en toda su amplitud y profundidad la figura de Enric Marco como personaje altamente perturbador, casi inconcebible pero absolutamente real y a la vez muy lógicamente representativo de su época y de su país, que son los nuestros.

Leedlo y seguro que os llevara a reflexionar sobre nuestra historia, nuestro presente y nuestras vidas compartidas. A mí me ha traído al recuerdo tres personas que siendo de la misma generación (todos de vidas muy largas, vidas de supervivientes) se contraponen abiertamente, aunque desde perspectivas distintas, a la personalidad y en la consecuencia a la vida de E. Marco.

De entrada y de manera directa me vino a la mente Jorge Semprún, comunista militante y luego disidente auténticamente deportado al campo nazi de Buchenwald, autor de libros indispensables, también magníficamente escritos, sobre su experiencia vital (“El largo viaje”, “Aquel domingo” …).

Pensar en J. Semprún me llevó a Ramiro Pinilla, otro grandísimo escritor (“Las ciegas hormigas”, “Verdes valles, colinas rojas”…) que habiendo podido acceder legítimamente al reconocimiento profesional y a la fama –ganó el premio Nadal y el premio de la Crítica en 1961 y fue finalista del premio Planeta de 1971- decidió retirarse de los circuitos comerciales y sobrevivir modestamente en un exilio interior en su País Vasco, autoeditándose libros populares con seudónimo. En 2004, a los 81 años, reapareció públicamente y obtuvo de nuevo grandes premios.

Finalmente recordé al hermano de mi abuela materna, José Muñoz Sevilla, el tío Pepe, que siempre he tenido muy presente porqué era de los pocos que nos contaba sin ambajes y crudamente episodios de la guerra y el franquismo que él sí que había protagonizado y que mi abuela corroboraba con los ojos húmedos y regañándolo una vez más por todo el sufrimiento que había infligido a la familia. Anarquista convencido y consecuente, cuando le tocó hacer el servicio militar a mediados de los años 30 se declaró prófugo para no participar en el ejército capitalista y estuvo escondido hasta el 18-19 de julio del 36 cuando salio a la calle cogiendo las armas con sus compañeros para defender Barcelona y hacer la revolución. En el frente desde el primer día con la columna Durruti hecho fue prisionero pero se escapó de un campo de Burgos y cruzo las líneas enemigas para volver a las trincheras republicanas. Una bala en el pulmón que no se podía extirpar le acompañó siempre como testimonio de tres años y medio enteros de guerra. Aún y con la derrota de la República decidió no marchar al exilio y volvió a esconderse, trabajando con nombres falsos en su oficio de artes gráficas y, él sí de nuevo, intentando mantener en vano la lucha en la clandestinidad. Cuando en 1977-79 nació la democracia, dijo que ya tenía suficiente y que ya podía dejarlo y dar paso a los jóvenes. Hasta que murió, tosiendo después de haber fumado miles y miles de cigarrillos, votó socialista.

“El impostor” es obviamente mucho más que todo esto. Es también un libro sobre la verdad y la falsedad, sobre los valores morales y sobre la literatura. Es en definitiva un gran libro que enseguida haréis vuestro.

Basta

Mientras nuestro país emite señales alarmantes (600.000 parados, pobreza infantil, estallido social en Ciudad Meridiana, miles de familias sin ningún ingreso que viven de la beneficencia…) y el crecimiento de las desigualdades amenaza con fracturar y dualizar la sociedad catalana bajo el influjo de las políticas ultraliberales del PP, el president Mas se embarca en un ejercicio de pirotecnia para tapar la incapacidad de su gobierno para ni tan siquiera intentar apagar el incendio social (y de paso la corrupción incrustrada en CIU) doblando la apuesta por la independencia.

Como los malos pagadores que cubren su deuda endeudandose aún más, Artur Mas intenta hacer olvidar que no ha cumplido nada de lo que prometió (gobierno de los mejores para arreglar el desastre del tripartito, reducir el paro a la mitad, convocatoria de una consulta con efectos jurídicos…) afirmando que se puede llevar Cataluña a la independencia en 18 meses, como si nada, como si Alex Salmon, en Escocia, no hubiera tardado seis años en conseguir un referéndum que perdió. Cuanto más insiste en huir hacía adelante más se embarranca en el fango y más nos hunde a todos en una espiral de confusión y desesperación paralizantes y absolutamente contraproducente para Cataluña, para su autogobierno y para la justicia social.

Ya no se trata de que Mas y Rajoy dialoguen, porqué ya ha quedado claro que ni quieren ni saben como hacerlo, sino de hacer todo lo posible para que, con las herramientas que nos da la democracia, dejen de ser los interlocutores que nos representan. Creo que ha llegado la hora de decir BASTA y promover una moción de censura en el Parlamento de Cataluña con la única finalidad de convocar elecciones normales, de verdad, de las que constituyen gobiernos que gobiernan y duran cuatro años, en este caso un gobierno de coalición que deje de utilizar cortinas de humo, de tirar pelotas fuera y que responda a la mayoría progresista de Cataluña.

Hay que conseguir un gobierno de izquierdas que trabaje sin descanso para llegar a dos objetivos muy claros: erradicar las desigualdades crecientes (políticas fiscales progresivas, servicios públicos universales de calidad, crédito para las empresas solventes…) impulsar la reforma de la Constitución para garantizar la regeneración democrática de las instituciones (medidas anticorrupción, nuevo sistema electoral, sistemas de participación ciudadana) y hacer posible la España federal (plurinacionalidad y pluriculturalidad, ordinalidad, órganos federales de codecisión).

Se trata también de abrir el camino para un gobierno de izquierdas en España con quien se pueda acordar y retroalimentar estas políticas y que de nuevo arrastre al PP hacía reformas que no tienen vuelta atrás como sucede desde 1978 (Constitución, estatutos, reforma militar, divorcio, aborto, matrimonios homosexuales, educación y salud universales, pensiones no contributivas, ley de dependencia, inmersión lingüística…).

Basta ya de hacerle el juego a Artur Mas y a su soberanismo. Echemosle y creemos una nueva alianza progresista que lleve a cabo las auténticas políticas anticrisis contra las desigualdades y la reforma del Estado que Cataluña necesita.

 

Vía Férrea

Los trenes deben ser y serán (esperemos) el futuro del transporte. Tanto para mercancías como para pasajeros, ferrocarriles, metros y tranvías son la mejor alternativa. Mover mercancías por carretera es ineficiente económicamente porqué los costes por unidad de carga transportada son mucho mayores y mucho menos estables ya que dependen del coste del petróleo. Hacer trayectos regulares y periódicos en coche es incómodo, inseguro y poco fiable en términos de puntualidad. No se trata de no tener coche (eléctrico a poder ser) sino de utilizarlo mucho menos y de que los que no puedan tenerlo no sean socialmente penalizados.

Otra gran ventaja del transporte ferroviario es que, aun sin estar libre de emisiones, las toneladas de CO2 emitidas por tonelada transportada son mucho menores que las de sus competidores, los aviones en el transporte de pasajeros (a media y larga distancia) y los camiones en el transporte de mercancías. Además la fabricación de trenes es una industria que requiere mucha mano de obra cualificada y por tanto bien pagada y que genera muchísima actividad económica derivada.

El transporte en avión tampoco sale muy bien parado de las comparativas con el tren: sólo hace falta ver las cifras de pasajeros de larga distancia en España, que desde la entrada en vigor de las nuevas políticas tarifarias, no han parado de crecer en los trenes de alta velocidad.

Seguramente uno de los aspectos que menos se tienen en cuenta cuando hablamos de transporte es la seguridad, pero cada año mueren en España más de 1000 personas en accidentes relacionados con trafico por carretera. Es esta la principal causa de muerte entre los menores de 24 años y la segunda causa de muerte en el grupo de edad de los 25 a los 30 años. Estos datos contrastan con las cifras del tren, el método de transporte más seguro de los que existen.

Hay un error histórico que aún estamos pagando hoy en día: la diferencia de ancho de vía con el resto de Europa. Para poder formar parte de las rutas comerciales europeas y ser realmente un centro logístico no podemos tener un entramado de vías que impidan mover mercancías desde Algeciras hasta Roterdam sin cambiar de tren.

En resumen, en territorios compactos y densamente poblados como los europeos las ventajas del ferrocarril son claras y están bien documentadas: lo que hace falta es apostar por él políticamente y sin reservas, con un esfuerzo presupuestario sostenido en el tiempo a pesar de las circunstancias económicas. En España (en los municipios y gobiernos) los socialistas lo hemos hecho pero no con suficiente convicción.

Para superar los obstáculos que aún quedan, para implantar el modelo ferroviario a mayor escala y con más potencia y eficiencia y por tanto con más éxito creo que se podrían seguir cuatro criterios:

Capilaridad: tranvías y metros ligeros pueden conseguir hacer que en las áreas urbanas medianas y metropolitanas pequeñas más pasajeros. No se pueden suprimir servicios regionales en las líneas desdobladas por la alta velocidad que por otro lado no tiene porqué llegar a todas partes.

Intermodalidad: mercancías y pasajeros han de poder intercambiar con mucha más facilidad a otros métodos de transporte (bicicletas en el tren, aparcamientos en las estaciones, estaciones en los aeropuertos…).

Logística: para sacar el máximo partido a los trenes hay que mejorar el aprovechamiento de los convoyes (más largos y cargados también a la vuelta y mejor la gestión de horarios y duraciones de los trayectos para los pasajeros).
Homologación y tecnificación: anchos de vía, desdoblamientos, gálibos, material (semáforos, traviesas…) y informática deben permitir que todos los trenes puedan circular por todas las vías.

Se trata de recursos, voluntad y dinero, mucho dinero, pero invertir en ferrocarril no es un gasto caprichoso sino un medio decisivo para garantizar progreso económico sostenible e igualdad social. Y en nuestro país más que en ningún otro sitio.

Dedicado a Manuel Valls (Primer Ministro de Francia)

Socialismo es querer hacer plenamente compatibles igualdad y libertad. Socialismo es cumplir con el mandato de la revolución francesa que define y funda la modernidad política: lograr la igualdad de todos y en todo sin que nadie tenga que renunciar a su libertad ni haga renunciar a ella a otros.

Y hoy que la crisis ha hecho que volviéramos a tomar consciencia de que lo público es imprescindible, hoy que sabemos que el mundo es finito y que por lo tanto deberemos compartirlo, hoy que tenemos claro que todo –desde la producción de bienes y servicios hasta la salud- nos hace más interdependientes y hoy que como nunca forjamos nuestra identidad en las relaciones con los demás, hoy el socialismo es más útil que nunca.

Porqué el socialismo es el único pensamiento político que entiende que no hay individuos auténticamente libres, autónomos y capacitados sin sociedad que lo garantice. Y porqué el programa socialista no puede ser más claro: Democracia (como expresión de los derechos y libertades individuales, políticos y sociales), Federalismo (como forma de convivencia y organización institucional desde el barrio hasta Europa) y Economía redistributiva (como fuente a la vez de prosperidad y de solidaridad).

Como desde siempre nuestros adversarios son poderosos (neoliberalismo capitalista o nacionalismos identitarios) y como siempre las circunstancias históricas complejas pero hay menos motivos que nunca para renunciar al socialismo. Por esto me permito dedicarle las siguientes palabras al Primer Ministro Valls:

“La complétude des individus c’est la société. Le socialisme c’est l’avenir.”

#LeyLassalleNo

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El gobierno del Partido Popular insiste en minusvalorar y agredir a los sectores culturales. Esta vez con la modificación de la Ley de la Propiedad Intelectual que en 1996 dispuso de un gran consenso y puso a España en la vanguardia en esta materia. Esta modificación, a pesar de las fuertes movilizaciones en contra(#LeyLassalleNo), se ha debatido y aprobado este pasado 18 de octubre en el Senado.

Siendo benevolentes, esta ley, que ya nace paradójicamente con el autocalificativo de parcial y provisional, no se puede considerar más que una chapuza pero siendo un poco menos benevolentes parece una venganza, una puñalada trapera a la cultura. Porqué en todas las reformas que plantea sale perdiendo la cultura y ganando otros sectores como el turismo, las grandes cadenas de televisión o el sector tecnológico.

Son reformas que no permiten acabar con la lacra de la piratería cultural, sobre todo en Internet y que en cambio acabarán por estrangular otra de las fuentes de financiación de los creadores: los derechos de autor. Reduciendo la remuneración por copia privada de 115 millones de euros a 5 a través de un cambio de modelo (pasando del canon digital a los presupuestos generales del estado) y desvertebrando las entidades de gestión colectiva de los derechos, los autores dejaran de recibir parte de los ingresos que tenían hasta ahora y les será mucho más difícil poder vivir de su obra. Con todas las consecuencias que esto implica para la cultura en particular y para la sociedad en general.

Este es el problema principal de esta ley: rompe con una idea básica para el desarrollo de la sociedad, una idea establecida durante la revolución americana, la idea de que los autores tienen el derecho a ser remunerados por su obra. Una vez más el Partido Popular muestra un desconocimiento absoluto o en el peor de los casos agrede a un sector que es básico para la economía, un sector que crea miles de empleos y que prestigia el país y sus lenguas ante millones de personas en todo el mundo. Pero sobretodo se trata de un sector vital para que la nuestra sea una sociedad moderna, abierta, critica y plural, es decir una democracia que permita el progreso individual y colectivo.

Los defensores del plurilingüismo volvemos a impulsar su reconcimiento legislativo

El martes 9 de septiembre 50 profesores, expertos, académicos, intelectuales, periodistas y políticos (llegados de 9 Comunidades Autónomas distintas) nos reunimos, en el marco de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañon de Madrid, para debatir e impulsar el reconocimiento legislativo de la pluralidad lingüística en España. Una vieja aspiración tan lógica y coherente como siempre con la realidad social y cultural y más oportuna y necesaria que nunca en el actual contexto político que pide a gritos cambios y acuerdos para modernizar la sociedad española y sus instituciones.

Los que defendemos el plurilingüismo como garantía de los derechos individuales de ciudadanía y como un factor de igualdad social pero sobretodo como un valor en sí mismo y una oportunidad de apertura, intercambio y mestizaje cultural que son los elementos básicos de la creatividad y el progreso, estamos reemprendiendo, después de que el PP desestimara la toma en consideración de la proposición de Ley Orgánica de Reconocimiento y Amparo de la Pluralidad Lingüística de España en el Senado, el camino de la discusión y la redacción de un texto legislativo con más apoyos y complicidades que pueda ser como mínimo discutido y votado, sino aprobado, en las Cortes Españolas.

Lo haremos las veces que haga falta hasta conseguirlo. La empresa lo vale.

Insisto: el alquiler debe ser la primera opción

El mercado de la vivienda español tiene un problema estructural, y es un problema muy grave, el régimen de compra-venta representa casi el 80 por ciento del total, muy por encima del resto de opciones y en especial el alquiler que representa un magro 15 por ciento. El estallido de la burbuja inmobiliaria creada por unas políticas dedicadas a promocionar el acceso a la vivienda a través de la compra y un sistema hipotecario abusivo y poco garantista fue la causa principal de la magnitud de la crisis y una de sus consecuencias más dramáticas ha sido la imposibilidad por parte de miles y miles de familias de continuar pagando sus hipotecas con la consiguiente pérdida de su vivienda y  con unas enormes dificultades para su realojamiento quedándose así sin su derecho constitucional a tener una vivienda digna.

Es imperativo actuar sobre este problema ahora que el mercado inmobiliario esta todavia estancado y mientras las dinámicas nocivas que nos han traído hasta aquí aún están desactivadas. Las administraciones públicas (Gobierno Central, CCAA y Ayuntamientos) deben liderar un proceso que nos lleve a que el modelo mayoritario de acceso a la vivienda cambie de la propiedad al alquiler, poniendo especial énfasis en las nuevas familias y los jovenes. Todo ello con el objetivo final de garantizar mejor el derecho a la vivienda y de minimizar los riesgos sociales, urbanísticos y económicos que comporta un mercado movido por la compra-venta apoyada en la deuda hipotecaria.

Para conseguir este objetivo hace falta impulsar una gran estrategia social y política con 5 ejes muy claros. Una apuesta contundente por la rehabilitación vinculada al alquiler posterior con un papel central de las subvenciones públicas para no descuidar los núcleos urbanos y las zonas más empobrecidas. Establecer grandes desgravaciones fiscales tanto para los arrendatarios como para los arrendadores, para intentar revertir la actual estructura del mercado de la vivienda. Destinar ayudas directas al alquiler a los jóvenes que accedan a su primera vivienda y para las familias en situación de vulnerabilidad, para conseguir que los daños causados por el vigente modelo de vivienda no se repitan. Disponer de un gran parque de vivienda social pública en alquiler en el que se integren las viviendas propiedad del SAREB. Restablecer a 5 años la duración de los contratos de alquiler para dotarlos de estabilidad.

Todos estos cambios y otros pueden revertir el riesgo actual de volver a entrar en una locura constructora y de deuda como la que hemos vivido. Mientras tanto el gobierno del Partido Popular, contradiciendo una vez más sus propios discursos, ha decidido suprimir la deducción para los arrendatarios en la reforma fiscal anunciada por el ministro de hacienda. Nuevamente un ajuste fiscal puramente recaudatorio y absolutamente contradictorio con lo el país necesita: más alquiler y menos compra-venta de pisos.

Haciendo balance de la política de vivienda del gobierno: promesas incumplidas, leyes fracasadas y cero resultados

Ahora hace un año las Cortes aprobaron (con el voto en contra de la oposición) tres leyes impulsadas por el gobierno en relación con la vivienda:

  • Ley de medidas de flexibilización y fomento del mercado del alquiler de viviendas
  • Ley de medidas para reforzar la protección a los deudores hipotecarios, reestructuración de la deuda y alquiler social.
  • Ley de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas.

Que tienen su desarrollo principal en el Plan de vivienda 2013-2014.

Ya en ese momento parecía que eran todas unas reformas muy improvisadas o estrictamente cosméticas: por eso he estado especialmente alerta sobre los resultados reales de su aplicación.

Por este motivo el pasado 24 de junio interpelé al gobierno sobre el balance del primer año de aplicación de estas leyes de vivienda.

Sólo hay que ver los datos al año de su aprobación para darse cuenta que el “nuevo modelo” de vivienda propuesto por el Partido Popular no ha funcionado. El reto que realmente tenemos delante y que el gobierno no quiere abordar es el de no volver a caer en el modelo de compra para todo el mundo que ha llevado a miles y miles de ciudadanos a no tener acceso a la vivienda y a perder a causa de las hipotecas su dinero, su vivienda y su dignidad. Cada vez esta más claro que la única manera de garantizar el derecho a la vivienda es una gran apuesta por el alquiler.

¡Es el programa!

«Sólo un partido de los socialistas fuerte puede garantizar la equidad y la solvencia de los cambios que la sociedad demanda. Sólo con un partido socialista con un liderazgo empoderado y con un programa claro, puede tener fuerza para liderar una gran alternativa de izquierdas al gobierno de ayuntamientos, Generalitat y del Estado.»

Las próximas semanas serán cruciales para el socialismo catalán. Sí, compañero y amigo Albert Aixalà: no sólo tenemos que escoger un nuevo liderazgo para el PSC. Tenemos, por encima de todo, que crear un programa político que tenga la legitimidad añadida de haber sido debatido y votado por la totalidad de la militancia socialista. Un programa político que permita la reagrupación de los y las socialistas alrededor de un proyecto de país y de sociedad que todos aceptaremos por qué será la máxima expresión de la democracia: debate sin restricciones y votación libre, universal y secreta. Los militantes tendrán la última palabra.

Estamos obligados, delante de los catalanes que nos dan su apoyo en las elecciones, a clarificar nuestras posiciones, de forma pública y transparente, al mismo tiempo que las fortificamos. Votándolas en forma de programa político, conjuntamente con el candidato o candidata que se ofrezca para liderar el partido. Es bueno por tanto confrontar candidaturas. Porqué es bueno que se confronten programas políticos diferentes, en el seno del proyecto socialista. Y esta confrontación de proyectos, se tienen que substanciar en forma de debate sereno, primero, y sometiéndolos a votación directa de los militantes, luego. Así saldremos de dudas. Todos los que formamos el partido. Militantes, simpatizantes y la ciudadanía que nos vota.

Tenemos que ser sinceros con nosotros mismos. Las posiciones políticas que defendemos desde el PSC, durante los últimos cuatro años, han quedado muy desdibujadas en el seno de la sociedad catalana. Las dificultades para atravesar el muro de silencio que impera fuera del proyecto soberanista, no han parado de crecer pero es igual de cierto que no han ayudado nada las contradicciones públicas entre dirigentes del partido. Esto es igual de cierto para los proyectos como BCN World, como para las posiciones políticas, normalmente contrapuestas o ambiguas, sobre el llamado “derecho a decidir”. O también cuando debatimos sobre las relaciones entre Cataluña y España o el vínculo entre el PSC y el PSOE.

Por todo esto, no se trata sólo de renovar las caras de los líderes. Se trata de explicar claramente a la sociedad cual es el camino que proponemos para los difíciles meses que nos esperan. El camino que yo propondría tendría 4 ejes principales:

1) Ubicarnos definitivamente y sin ambages a la izquierda (políticas de estímulo y redistribución fiscal en materia económica para crear empleo, garantía de libertades individuales y derechos civiles, defensa de los servicios públicos como palanca para la igualdad de oportunidades, municipalismo y subsidiariedad…).

2) Defender el federalismo sin complejos.

3) Apoyar y aprovechar el proceso de reforma constitucional que va  a abrirse para plantear la modernización de la democracia en España a partir de un gran debate ciudadano (nueva organización territorial federal, derechos sociales de nueva generación, nuevo sistema electoral, reforma institucional del Estado, medidas para erradicar la corrupción, sistemas de participación ciudadana actualizados…).

4) Hacer del europeísmo nuestro horizonte político principal para poder ir dejando atrás el debate Cataluña-España y entender que el fondo de los problemas que tenemos y las soluciones que necesitamos los catalanes está en Europa y que es principalmente de Europa de lo que los socialistas nos tenemos que preocupar.

Sólo un partido de los socialistas fuerte puede garantizar la equidad y la solvencia de los cambios que la sociedad demanda. Sólo con un partido socialista con un liderazgo empoderado y con un programa claro, puede tener fuerza para liderar una gran alternativa de izquierdas al gobierno de ayuntamientos, Generalitat y del Estado. Para conseguirlo necesitamos, insisto, la confrontación de programas políticos, encarnados por distintos liderazgos. Aliento a los compañeros y compañeras a compartir este debate con libertad y con lealtad.